jueves, 14 de marzo de 2013

Eric Clapton, los viejos dioses nunca mueren

Se comenta que cuando no andaba tan ocupado como ahora, Dios caminaba por las calles de Londres. Al menos eso decían los “graffitis” que dejaban testimonio del suceso allá por los ’60. “Clapton is God” (“Clapton es Dios”) se pintaba en las paredes y por las noches el proclamado Dios alimentaba de blues a sus feligreses, que simplemente no podían creer que alguien tocara la guitarra así. Casi 50 años pasaron –y en el medio, algunos discos legendarios y bandas memorables- pero un Eric Clapton mucho más terrenal y humano sigue convocando a sus devotos con cada nueva gira, con cada nuevo disco.
 

Se edita en estos días el nuevo disco del dios blanco del blues, esperado por todos aquellos que se quedaron con las ganas de un Clapton más aguerrido luego de su anterior trabajo, “Clapton” del 2010 que realmente no conformó ni a propios ni a extraños. Y si bien este disco dista mucho de estar a la altura de discos míticos de estudio como el “Layla” de su banda Derek and The Dominos; de sus exquisiteces de los ’70 “461 Ocean Boulevard” y “Slowhand” (¡obligatorios!); del blusero y adrenalínico y cien por ciento blues “From The Cradle” o de la sensacional simbiosis que sus estilos de cabecera (blues, soul, jazz y rock) hicieron con el pop en “Journeyman”, el recién estrenado “Old Sock” deja un sabor de boca más que agradable y recuerda mucho al Clapton de los ’70, aquel que descubrió el reggae y mandó directo al estrellato a Bob Marley con el cover de “I Shot The Sheriff” cuando nadie lo conocía fuera de Jamaica. También está aquí el Clapton que coqueteaba con el rock sureño, el country y el rock “mid tempo”. Y encontramos una selección de estilos estupenda que no deja de lado nada, ni siquiera el jazz (“The Folks Who Live On The Hill”, “All Of Me”, “Our Love Is Here To Stay”, con el que cierra el disco); el reggae/pop (“Further On Down The Road”, “Your One And Only Man”, “Every Little Thing”); el country blues (“Angel”, “Born To Lose”, con una ayudita de Paul McCartney en la voz y el bajo) y por supuesto la canción que se roba el disco y que adelantó como single en semanas previas: el rockerazo “Gotta Get Over” que es un propio homenaje de Clapton a su mejor época setentera. Hasta uno puede imaginarse a sus legendarias coristas Marcella “Marcy” Levy e Yvonne Elliman en los coros. Y no estuvieron ellas esta vez, pero tan grande era el reto de reemplazarlas que Clapton debió recurrir a otra leyenda viviente de la música, la gran Chaka Kan. Evoca luego al desaparecido Gary Moore con el clásico de los ’90 “Still Got The Blues” en una versión respetuosa que criteriosamente no busca superar a la original y en la que también participa su amigo Steve Winwood (ex Traffic y Blind Faiht, ésta última banda con el mismo Clapton) y recrea un megaclásico del blues (“Goodnight Irene”) con todas las credenciales intactas y mostrando que la guitarra dobro y el slide tampoco esconden secretos para él.
 

En suma, un disco variado, estupendamente grabado, con canciones nuevas y covers, músicos extraordinarios y todo lo necesario para hacernos creer que éste es el mejor trabajo de Eric Clapton desde el “Me and Mr. Johnson” del 2004. Eric Clapton ya no es un dios. No va a cambiar el rumbo de la música o de la guitarra (ya lo hizo), pero nos sigue ofreciendo su arte con la humildad y el talento de siempre. Este no es un disco más en su carrera y como siempre es una alegría tenerlo de regreso.