viernes, 22 de marzo de 2013

"Please, Please Me", 50 años de beatlemanía

Un 22 de marzo como hoy pero hace 50 años se publicaba en el Reino Unido el primer disco de Los Beatles, “Please, Please Me”, álbum que llegaba para acompañar el arrasador número 1 que alcanzó la canción del mismo nombre dos meses antes. Rápido de reflejos George Martin, productor de la banda, quiso aprovechar el efecto demoledor que produjo la canción en los charts y convocó al grupo para una única sesión maratónica el 11 de febrero de 1963 que le permitiera grabar las 10 canciones necesarias para completar lo que se conocía como un L.P. -“Long Play”, un disco de larga duración, lo que para entonces, muchos años antes de la era del CD y sus 74 minutos, representaba un máximo de 30 minutos-. Fue así que en poco más de nueve horas los cuatro músicos y su productor registraron diez temas –a razón de uno por hora- que iban a complementar los cuatro previamente editados en los dos primeros singles de la banda. La intención de Martin era grabar a Los Beatles en vivo en el club Cavern de Liverpool, lugar que se había convertido en el cuartel general del grupo durante el último año y medio. Pero la urgencia para aprovechar el furor que había despertado el single “Please, Please Me” hizo que el productor reconsiderara la idea –logísticamente complicada en aquellos años por la dificultad de trasladar equipos de Londres a Liverpool- y optara por producir la misma sesión “en vivo” pero en los estudios de Abbey Road. Sin embargo, el mayor aporte de George Martin fue haber evitado el camino fácil y rápido de “rellenar” el disco con piezas de ocasión y covers de moda en aquellos años. Mejor que eso, confió en la banda y optó por afirmar la personalidad del grupo permitiendo que Los Beatles utilizaran sus propias canciones, algo inédito en una época en dónde las habilidades para componer e interpretar, se suponía, no cabían en un mismo artista. “Please, Please Me” tenía ocho canciones firmadas por Lennon y McCartney contra seis “covers”. Y ninguna puede considerarse material de relleno ya que son piezas que incluso hoy son moneda corriente en la difusión de material de Los Beatles y gozan de amplio reconocimiento, incluso dos de ellas integrando la lista de las 500 canciones más importantes de la historia del rock de la prestigiosa revista Rolling Stone -“I saw her standing there” y “Please, please me”-. Otro hecho inédito que este disco ofrecía era la posibilidad de escuchar a una banda que rompía el estatus de un solista o ‘frontman’ responsable de las voces más un grupo de acompañamiento. Aquí los cuatro músicos, incluido Ringo, eran voces solistas en una o varias canciones, hecho que se repetiría en casi todos los discos de la banda. 


La extenuante sesión se completó ya entrada la noche, con un John Lennon enfermo por una gripa que no lo dejó en paz en todo el día, lo que es evidente por el tono nasal –y congestionado- en todas las canciones que lo tienen como voz solista (“Anna Go To Him” y “Baby, It’s You”, por ejemplo). George Martin había dejado para el final de la sesión el número fuerte de la banda, el cover de “Twist and Shout” de los Isley Brothers, pero el joven productor tenía claro que para conseguir el resultado que deseaba iba a requerir un esfuerzo definitivo de Lennon, y que después de aquello el buen John ya no podría volver a cantar. Era la única canción que no iba a permitir una segunda toma, por lo que aún con el cansancio la banda debía recuperar los bríos y la enjundia de sus noches de Hamburgo –en donde tocaban diez horas seguidas, todas las noches- para cerrar su primer disco de la manera más impactante posible. Lo que pasó en aquellos dos minutos con treinta y siete segundos siguientes no sólo cimbró las paredes de Abbey Road sino que conmovió los cimientos de la música popular del siglo XX. John Lennon desnudo de la cintura para arriba y sudando de fiebre, desgarró lo que le quedaba de voz para gestar una de las grabaciones más legendarias de la historia del rock. El propio McCartney cerró con un grito la toma porque -confesó años después- reconoció en el acto que habían grabado una obra maestra. Martin buscó la tomá 2, siquiera como respaldo, pero Lennon ya no tenía más voz. Cuando en los años 70 alguna encuesta consagró a John Lennon como el mejor cantante del siglo muchos de los que votaron habían tenido en cuenta, seguramente, esta histórica grabación.
Sobra decir que el disco se disparó de inmediato al número 1 del ranking inglés, lugar que monopolizarían los Fab Four durante los próximos siete años con todos sus demás discos. Y como dato final, nada más agregar que también según Rolling Stone el disco ocupa el lugar número 39 entre los mejores 500 de la historia. Nada mal para un disco grabado en un solo día. Hoy que estamos acostumbrados a obras que tardan meses y a veces hasta años en completarse vale la pena reconocer el talento de estos cuatro músicos y un productor que tan solo con su pasión, talento e instrumentos pusieron con ese primer disco la piedra fundacional de una revolución que hasta el día de hoy sigue resonando en todo el planeta.

jueves, 14 de marzo de 2013

Eric Clapton, los viejos dioses nunca mueren

Se comenta que cuando no andaba tan ocupado como ahora, Dios caminaba por las calles de Londres. Al menos eso decían los “graffitis” que dejaban testimonio del suceso allá por los ’60. “Clapton is God” (“Clapton es Dios”) se pintaba en las paredes y por las noches el proclamado Dios alimentaba de blues a sus feligreses, que simplemente no podían creer que alguien tocara la guitarra así. Casi 50 años pasaron –y en el medio, algunos discos legendarios y bandas memorables- pero un Eric Clapton mucho más terrenal y humano sigue convocando a sus devotos con cada nueva gira, con cada nuevo disco.
 

Se edita en estos días el nuevo disco del dios blanco del blues, esperado por todos aquellos que se quedaron con las ganas de un Clapton más aguerrido luego de su anterior trabajo, “Clapton” del 2010 que realmente no conformó ni a propios ni a extraños. Y si bien este disco dista mucho de estar a la altura de discos míticos de estudio como el “Layla” de su banda Derek and The Dominos; de sus exquisiteces de los ’70 “461 Ocean Boulevard” y “Slowhand” (¡obligatorios!); del blusero y adrenalínico y cien por ciento blues “From The Cradle” o de la sensacional simbiosis que sus estilos de cabecera (blues, soul, jazz y rock) hicieron con el pop en “Journeyman”, el recién estrenado “Old Sock” deja un sabor de boca más que agradable y recuerda mucho al Clapton de los ’70, aquel que descubrió el reggae y mandó directo al estrellato a Bob Marley con el cover de “I Shot The Sheriff” cuando nadie lo conocía fuera de Jamaica. También está aquí el Clapton que coqueteaba con el rock sureño, el country y el rock “mid tempo”. Y encontramos una selección de estilos estupenda que no deja de lado nada, ni siquiera el jazz (“The Folks Who Live On The Hill”, “All Of Me”, “Our Love Is Here To Stay”, con el que cierra el disco); el reggae/pop (“Further On Down The Road”, “Your One And Only Man”, “Every Little Thing”); el country blues (“Angel”, “Born To Lose”, con una ayudita de Paul McCartney en la voz y el bajo) y por supuesto la canción que se roba el disco y que adelantó como single en semanas previas: el rockerazo “Gotta Get Over” que es un propio homenaje de Clapton a su mejor época setentera. Hasta uno puede imaginarse a sus legendarias coristas Marcella “Marcy” Levy e Yvonne Elliman en los coros. Y no estuvieron ellas esta vez, pero tan grande era el reto de reemplazarlas que Clapton debió recurrir a otra leyenda viviente de la música, la gran Chaka Kan. Evoca luego al desaparecido Gary Moore con el clásico de los ’90 “Still Got The Blues” en una versión respetuosa que criteriosamente no busca superar a la original y en la que también participa su amigo Steve Winwood (ex Traffic y Blind Faiht, ésta última banda con el mismo Clapton) y recrea un megaclásico del blues (“Goodnight Irene”) con todas las credenciales intactas y mostrando que la guitarra dobro y el slide tampoco esconden secretos para él.
 

En suma, un disco variado, estupendamente grabado, con canciones nuevas y covers, músicos extraordinarios y todo lo necesario para hacernos creer que éste es el mejor trabajo de Eric Clapton desde el “Me and Mr. Johnson” del 2004. Eric Clapton ya no es un dios. No va a cambiar el rumbo de la música o de la guitarra (ya lo hizo), pero nos sigue ofreciendo su arte con la humildad y el talento de siempre. Este no es un disco más en su carrera y como siempre es una alegría tenerlo de regreso.

viernes, 8 de marzo de 2013

Janis Joplin, pasión por el blues.

Adivinar o tan solo suponer el profundo amor y la desesperación que un alma errante y vagabunda como la que habitó el cuerpo y la vida de Janis Joplin cargaba puede ser una aventura repleta de dolor pero al mismo tiempo de fascinación y de misericordia. La suya fue una vida luminosa en medio de una oscuridad tan profunda como el sentimiento y la potencia de su voz inmortal. Fallecida a los 27 años, víctima menos de las drogas que de su impotencia por no sentirse aceptada y amada a pesar del mismísimo amor que millones de seres humanos le regalaban pero que la encontraba vacía y sola en el cuarto del hotel de turno al final de cada actuación, Janis Joplin nos dejó un legado musical imbatible e inigualable que a 43 años de su desaparición física continúa conmoviéndonos. No llegó a disfrutar la gloria y los honores de su primer y único número 1, el que consiguiera con su colosal disco póstumo “Pearl”, pero posiblemente tampoco los esperaba. Lo suyo era la pasión por los blues más allá de recompensa alguna. Era entregarse a una melodía y a una letra que contara sus propios “blues” (tristezas) y le permitiera expulsar de su espíritu todo aquello que atormentaba su vida. Acostumbrada a entregarse sin pedir nada a cambio, “Cry Baby”, editada en su disco final, es un testamento definitivo, es el legado de una auténtica perla blanca enterrada viva en los blues. Pero también es el retrato final de una mujer apasionada que eligió vivir intensamente, sin guardarse nada a cambio de darlo todo, como toda una mujer. En el día Internacional de la Mujer nada mejor que honrar a una mujer apasionada, nada menos que la dama icónica por excelencia del rock y el blues. Feliz día Janis… y feliz día a todas las mujeres!

Janis Joplin - Cry Baby